Ideal para casos de piel:

• Sucia, escamosa, acné, granos, verrugas y picores en la piel
• Limpieza profunda y eliminación del exceso de grasa
• Regulación funcional de las glándulas sebáceas

Modo de empleo:

¡Agitar enérgicamente antes de su uso! Puede usarse como una mascarilla en toda su cara, dejando los ojos libres.

a) Si se usa solo como remedio depurativo (en casos  leves de  granitos, espinillas y manchas) y de limpieza de la piel se pone una capa muy fina, dos veces por semana, y se deja actuar toda la noche. Por la mañana lavar la cara con agua de lirios o agua de violetas.

b) En casos de acné, granos aislados o furúnculos se pone una capa espesa localmente y se deja actuar durante 30-45 minutos (si aparece una rojez no es alergia, es por la activación de la circulación de la piel y desaparece en unos pocos  minutos). En caso de que haya muchos granos o queden heriditas abiertas, después de salir la suciedad, debe aplicarse leche virginal de rosa para la cicatrización.

Composición: 

Agua, caolín, lavanda y aceite de girasol, resina de liquidámbar oriental, lecitina, hectorita, margaritas, trébol, saúco negro, tomillo, milenrama, ácido sórbico natural, aceite de jojoba. Parfum: aceites esenciales: Suero de leche, tomillo, extracto de espelta.  Productos certificados de cultivo biológico o procedentes de la recolección de plantas silvestres

De la fitoterapia científica:

La lavanda contiene el aceite esencial con el espectro de propiedades más amplio, es calmante, analgésico y curativo en casos de heridas además de tener un efecto protector. Este aceite estimula la circulación sanguínea en casos de piel sometida a estrés: quemaduras por fuego o quemaduras de sol. El aceite de lavanda se puede utilizar sin diluir sobre la piel lesionada. Esto calma  el dolor agudo y crónico y en casos de depresión también actúa como  antimelancólico. El aceite de lavanda tiene propiedades antifúngicas, antivirales y  ejerce una fuerte acción de aumento de las defensas  del organismo, actúa como un potente desinfectante antiséptico y antibacteriano, que ya fue descrito por santa Hildegarda, que llamó “pediculi” al virus del cáncer.

Gracias a esto y a sus propiedades antiinflamatorias, analgésicas y  estimuladoras de la circulación, la mascarilla de lavanda ayuda en el tratamiento del acné, el eczema y  la piel escamosa o en casos de picazón en la piel.

El tomillo serpol asegura una buena circulación de la sangre lo que facilita la limpieza de las tres capas de la piel, y así  la curación se da desde el interior. Al utilizar la mascarilla el tomillo serpol, tan adecuado para el tratamiento de todas las enfermedades cutáneas, penetra  muy bien en la piel.

La milenrama es el mejor remedio de la medicina de Santa Hildegarda para curar las heridas, ya que protege contra las lesiones internas y externas. Cualquier operación debe llevarse a cabo con la protección de la milenrama. El aceite de milenrama es una rareza muy valiosa con una fragancia especial. El efecto de la milenrama  es debido a sus 156 bioflavonoides  que actúan como antioxidantes eliminando los radicales libres de oxígeno (relacionados con el estrés), así como también a la vitamina P que  fortalece, repara y sella los vasos capilares frágiles.